10
Abr
2012
Cien chicles menos a la hora en Bilbao
Un tipo llamado Chad Fell ostenta el récord del mundo en lo que a pompas de chicle se refiere. El 24 de abril de 2004 fue capaz de conseguir un descomunal globo de 50,8 centímetros de diámetro. Es de suponer que tras su hazaña, al bueno de Chad no se le ocurrió cometer algo tan incívico como lanzar la bola pegajosa al suelo de una acera de Winston County, Alabama, su escenario de gloria. Pero no habría sido problema de haberlo arrojado en las calles de Bilbao. La villa cuenta con Garbi Gum, una máquina «puntera» capaz de retirar hasta cien chicles por hora.
Es un acto reflejo. Cuando ese chicle que uno lleva en la boca durante horas ha perdido ya el exótico sabor a ‘fruta tropical’, en lugar de tomar un pedazo de papel, envolverlo, hacer una pequeña bola y arrojarlo a una papelera, lo más sencillo parece lanzarlo directamente al suelo. Muchos se lo pensarían dos veces antes de cometer la infracción si supieran el ímprobo trabajo que conlleva retirar estos residuos de las baldosas. Tras probar con diferentes métodos, el Ayuntamiento de Bilbao acaba de dar con una solución que parece la definitiva. Garbi Gum es un dispositivo que combina el vapor de agua a presión y un detergente específico a alta temperatura para despegar la goma de mascar de las aceras.
Las características marcas oscuras de los chicles pegados en las baldosas no sólo resultan antiestéticas. «También disminuyen la calidad de la superficie pavimento y pueden provocar caídas y resbalones», explican desde el área de Obras y Servicios del Consistorio bilbaíno. No es una cuestión sin importancia. «Se está extendiendo a todos los espacios públicos y plazas que registran mucha afluencia de ciudadanos», evidencian.
Para evitar que un manto pegajoso termine por cubrir las aceras de la villa, el Consistorio está probando un sistema de retirada de este tipo de residuos, «muy similar al que se utiliza en Nueva York». Parece que el invento está a la altura de las expectativas. En los ensayos ha conseguido alcanzar unos ratios de eliminación admirables, nada menos que «cien chicles a la hora, dependiendo de las características de la superficie y los desplazamientos», explican fuentes municipales.
La máquina funciona mediante un generador de vapor que alcanza los 165ºC y un inyector de detergente específico. Un aspirador de agua y polvo se encarga de recoger el chicle en un recipiente, dejando la baldosa impoluta. De momento, el Ayuntamiento sólo ha adquirido un dispositivo de limpieza. Pero la intención es ir extendiéndolo de forma progresiva.
Fuente: El Correo Digital
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